Para muchas familias, vivir en condiciones de "encierro" ha presentado muchos desafíos, incluido un aumento de los conflictos. La creencia de que existen 'familias perfectas' promueve sentimientos de insuficiencia, soledad y culpa. Las rupturas de relaciones surgen naturalmente en todas las familias. Lo que importa es cómo reparamos esto, lo que brinda una valiosa oportunidad para fortalecer nuestras relaciones con nuestros hijos y modelos para ellos de cómo funcionan las relaciones saludables.
Desafortunadamente, esto es contraproducente y puede llevarnos a sentir que no somos buenos padres o tratamoa de llegar a las expectativas de los demás. Pero existe un simple remedio para todos estos sentimientos, la aceptación de que ser buen padre es más que suficiente y no debemos criticarnos por no ser los padres perfectos cómo vemos en las películas o televisión.
A veces esa necesidad de ser padres perfectos se deriva de nuestra infancia problemática, o recordar cómo nuestros padres eran y querer llegar al mismo nivel con cual lo recordamos. Ser buenos padres es más que suficiente porque nuestros hijos ya nos ven como los padres perfectos para ellos, es encontrar en nosotros ese mismo valor.
Para los padres que sienten falta de control, nuestra tendencia puede ser la de aferrarnos a un sentido de control en todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la forma en que somos padres. Esto puede conducir a tendencias perfeccionistas, donde tratamos de controlar todo y asumir roles más allá de la paternidad.
Existen factores que te pueden ayudar a combatir estos sentimientos de presión a ser un padre "perfecto".
Uno de los factores más importante es fomentar la confianza en los niños en tener una relación estable y comprometida con nosotros, que ellos sienta la confianza con nosotros para recurrir en momentos de desafío o necesidad. Al estar emocionalmente disponible para tu hijo a través de estos momentos de altibajos, estás fomentando su capacidad de recuperación.
Debemos hacerle entender a nuestros hijos que en todas la familias existe el conflicto y no por eso significa que somos una mala familia. En momentos como los que pasamos ahorita es común que existan roses entre familiares, pero no por que existan discusiones nos define como una mala familia, pero igual podemos ser una familia que trabaja antes las adversidades para demostrarles a nuestros hijos que aún con conflictos somos buenos padres.
Hay una luz al final del túnel. Y quizás este momento más tranquilo pueda ser una valiosa oportunidad para hacer las paces con ser el padre 'suficientemente bueno' que ya eres.